Por las calles quebradas,
entre lluvia y neblina,
bajo árboles sin hojas,
avanzo por la vida.
En cada nuevo invierno
me cala más el frío,
porque no estás conmigo
aliviando mi hastío.
Me gustaban los días
de mañanas brumosas,
compartiendo en la almohada
sueños color de rosa.
Tú, ave de primavera,
te marchas con las gotas
cuando empieza la lluvia,
pero del brazo de otra.
Contenta ríe tu boca
y me duele tu risa.
No ves mi pobre alma
que en las horas nubladas,
como espejo empañado,
¡Tu imagen no refleja!
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