Hábito
un paraíso
abandonado
nadie perturba
el enorme estruendo
de mis pensamientos
no quedan vestigios
de vida.
Sólo un tronco seco
que no emite sombra,
y un reptil ya muerto.
Esperan,
después de milenios,
al hombre descalzo
que a fuerza del marro,
golpe a golpe
invente otro paraíso.
Abril 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario