¿Quién soy?
Con angustia pregunto.
Debo saberlo.
No comprendo por qué
el mundo me mintió.
Ni en la tierra
o en el mar,
marqué una huella.
He lanzado
mil gemidos al viento,
que ni él escuchó.
Nada soy;
ni esa plumilla gris,
rota y polvosa,
que el viento revolcó.
Nunca seré
el ala iridiscente
de un precioso zorzal,
ni el plumaje sedoso
de algún águila real.
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