Vivo esperándote.
Cada noche de luna
te busco alucinada;
y en las cuerdas sonoras
de lejana guitarra,
me parece que escucho
el rumor de tu voz.
Vivo esperando siempre
el roce de tus pasos
o la canción aquella
que era de los dos.
Espero y desespero
porque se va la vida,
en estas noches largas
de negra oscuridad.
Vivo esperando
con el oído atento,
como una colegiala
que está aprendiendo a amar.
No encuentro tu mirada
ni tus manos ansiosas;
se perdió la tibieza
entre el frío invernal.
Vivo, espero y me muero.
Sufro y lloro sin verte
y no te espero más,
porque tu ingrata muerte
¡me libró de esperar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario