Mi corazón estaba
esperando por ti,
pero fue tu tardanza
tan larga... tan ansiada,
que las ganas de hallarte
se fueron escapando,
llorosas y cansadas.
Has llegado por fin
al dintel de mi vida,
cuando mi alma montaña
remontó las alturas,
y ya no me alcanzaste,
porque tú, hombre de barro,
no aprendiste a volar.
Camino a Vallarta (Guadalajara)
Octubre 7/91
No hay comentarios:
Publicar un comentario