He quebrado los nudos
de mis dedos,
por golpear y golpear
cada que pasas.
He roto los cristales
de mi alma,
y han sangrado mis venas,
en este necio afán
de atraer tu mirada.
Mi garganta sin gritos
se desgarra,
tratando de que escuches
esta alarma.
Sordo y ciego naciste
por desgracia,
y aunque me desintegre,
o mi mente desbarre,
jamás te enterarás-
Tu sino va
por otros derroteros.
Puedo romperme el alma,
y su agonía, jamás ablandará
las fibras duras
que te apartan.
Ya me quebré los dedos
golpeando el corazón,
cada que pasas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario